El procedimiento para la obtención del carbón de cok se llevaba a cabo en hornos cerrados, habitualmente dispuestos en batería. Se introducía la hulla y se calentaba a altas temperaturas y durante un largo tiempo ( en las instalaciones de la Ferrería el proceso duraba entre 25 y 30 horas), provocando la descomposición térmica del carbón bituminoso en ausencia de aire.
El carbón resultante sólo contiene una pequeña fracción de materiales volátiles y es un combustible poroso y de poco peso, por lo que resultaba idóneo para la fabricación de hierro y acero. Como su combustión no produce humo y es menos contaminante, también se destinaba a la calefacción.
El 14 de marzo de 1846 se colocó la primera piedra del primer alto horno de la Ferrería de San Blas. Esta construcción, de ladrillo refractario, estaba formada por dos cuerpos troncocónicos unidos por su base. Sus dimensiones eran de 16 metros de altura, 2,24 metros de diámetro en el cargadero, 4,5 metros en la parte más ancha del vientre y 37 centímetros en el crisol.
La gran novedad que aportó este alto horno, que funcionaba ininterrumpidamente, fue la utilización como combustible de carbón de cok, que facilitaba y aceleraba la obtención de grandes cantidades de hierro. En las etapas de máxima actividad tenía capacidad para producir más de nueve toneladas diarias.